miércoles, 24 de abril de 2013

PEC - EL LOGOS ESTOICO



             Durante su estudio el concepto de Logos estoico me ha parecido tan complejo y polifacético, tan difícil de entender, que he considerado conveniente dedicarle este texto para tratar de reflejar sus múltiples aspectos, todos ellos interrelacionados.

             La característica más genérica del Logos es que está presente en todo lo que existe, refiriéndose a él en este sentido como “alma del mundo”. El logos es fuego (concepto sacado de Heráclito), el principio activo del universo, lo que dota de vida, propósito y racionalidad a la materia. La propia materia sería el principio pasivo, por sí misma es inerte e indeterminada. Pero no deben entenderse como partes diferenciadas, Zenón defendía un monismo estricto: La materia y el Logos están unidos de forma inseparable, no se da el uno sin el otro*.

             El Logos como razón. El logos es racional. No debe entenderse a modo de un super-ente, con consciencia de sí mismo y regidor del universo (a modo de un dios) sino que funciona más como una ley cósmica universal, una propiedad intrínseca de la materia. Racional no en el sentido de intelecto sino de orden. El Logos es lo que mantiene la materia cohesionada, lo que permite que se formen cuerpos y que esos cuerpos sean “los más bellos y perfectos que podrían existir”. Si no existiera el Logos sólo habría materia desordenada, sin cohesión, caos.

             El logos como Demiurgo: Es el llamado logos espermatikós. Según Tertuliano «lo presenta Zenón como el creador, el que todo lo dispuso ordenadamente». Pero no hay que perder de vista el punto anterior: los estoicos identifican el logos con el orden. Si el universo está ordenado es por la influencia del logos. No porque sea un ente racional que lo ordena sino porque forma parte de la propia materia. El orden y la racionalidad del logos son parte de la materia, no impuestos por algo externo a ella.

             El Logos como destino (heimarméne): Creo que surge como solución al problema de obrar irracionalmente. Si el logos está presente en todo (y todos) formando parte de nuestra naturaleza, ¿cómo es posible que obremos irracionalmente? Y si es benévolo, justo y hace que este mundo sea el mejor posible ¿cómo explicar el mal y las adversidades? Los estoicos encontraron dos posibles respuestas.
             La primera es el determinismo: todo acontece por necesidad, no existe el azar. El Logos, que impregna todo lo que existe en el cosmos, determina cada cosa que sucede lo hace dentro de la racionalidad del cosmos, todo se rige por la ley universal y actúa según su naturaleza. Si nos parece ver injusticias y calamidades es sólo porque nuestro entendimiento es imperfecto. Esto les llevaría a decir que el universo es un ser vivo que palpita cíclicamente, produciendo la muerte (por conflagración) de todo lo que existe para renacer. Y cada ciclo es exactamente igual que el anterior, en cada uno Sócrates volvería a tomar la cicuta.
            La otra considera que son las pasiones y afectos (pathos) los que desvían el alma, haciendo que pierda el control sobre sus acciones. Pero siempre dentro del monismo, no hay dualidad racional/pasional. Las pasiones forman parte de nosotros. Quien se deja llevar por ellas no comete actos irracionales, sino que las pasiones corrompen nuestro logos. La razón viciada sigue siendo razón, seguimos actuando conforme a nuestra naturaleza, aunque de forma viciada y errónea.

             El Logos como Dios. Hay cierta polémica sobre esto. Lo estoicos suelen emplear términos religiosos (divino, dios, alma del mundo…) para referirse al Logos. Lactancio, por ejemplo, se refiere a él como «Dios y espíritu de Zeus». Algunos estudiosos creen que los estoicos serían henoteístas; con el Logos como supra-dios imbuido en el kosmos (todo lo que existe) y los otros dioses subordinados a él e indignos de adoración. Se apoyan en que mientras que usaban el Logos como brújula moral y epistemológica (orthós logos, al que volveré luego) y centraban toda su doctrina en torno al Logos rechazaban el culto a los dioses (liturgias, templos, sacrificios, imágenes…) pese a aceptar su existencia «Los cielos están llenos de dioses como el mar está lleno de peces.». Esto implicaría además cierto hilozoísmo, dado que todo lo que existe está impregnado por lo divino.
             Otros estudiosos consideran que la doctrina del logos no debe entenderse en un sentido espiritualista a pesar de que algunos estoicos se expresan de manera que parece aproximarse a la espiritualidad. Su principal argumento es que   tanto ellos como los primeros cristianos se esfuerzan por diferenciar entre el Logos y Dios en sus textos. Se centran más en las otras “acepciones” de Logos, como la de Ley universal, destino, alma del mundo…
             Personalmente me inclino por la segunda. Para ser un dios es necesaria la consciencia propia, ser un ente que decide crear u ordenar el universo e influir, desde fuera, sobre el mundo y sus habitantes. Esto choca con la concepción estoica del Logos, que lo asemejaban más bien a una cualidad de la materia a modo de ley universal.

             El Logos como brújula moral y epistemológica: Me refiero al orthós logos, la recta razón. En ética usan el concepto en referencia a aquellas acciones que además de ser apropiadas (kathékonta) por ser conformes a nuestra naturaleza son rectas y virtuosas (katorthómata) por estar en consonancia con el logos universal. Se corresponden con los deberes completos (teléion kathékon) que van más allá de lo que nos dicta nuestra naturaleza (acciones moralmente neutras como hablar, pasear, viajar…) y llegan a ser actos virtuosos (como ser prudentes, hacer justicia, obrar bien…)
             Algunos autores también mencionan el orthós Logos en epistemología como criterio de verdad después de las phantasías catalépticas. Al tener en nuestra alma una chispa del fuego divino (de nuevo Logos) sabemos por naturaleza qué es cierto y que no. Al menos en algunos casos. Por buscar un concepto actual en nuestra cultura se podría comparar, de forma muy inexacta y con todas sus pegas, con el sentido común, en el sentido de que es un conocimiento universal innato que nos dicta cómo obrar correctamente.

             Recapitulando: Para los estoicos el Logos es fuego, Dios, el alma del mundo, orden, ley universal, vida, razón, el destino… Y aun así lo veían (de nuevo) bajo un monismo estricto. El Logos es uno e indivisible. Todos son diferentes aspectos de lo mismo.
            
             Y pese a toda esta información creo que realmente sólo he llegado a arañar la superficie de lo que era el Logos para los estoicos.

             *Sin embargo también dicen que los dioses son de fuego puro y que en el límite del universo, haciendo “frontera” con el vacío”, se encuentra de nuevo fuego puro.


ACTUALIZACIÓN 15/05:
Nota: 8
Valoraciones de la corrección:

QUIZÁS NOS HEMOS PERDIDO UN POCO EN LAS DIVERSAS ACEPCIONES DEL LOGOS, SIN SABER FINALMENTE QUÉ ENTENDÍAN LOS ESTOICOS POR LOGOS…(Precisamente esa era la idea. El logos estoico es un concepto tan complejo y polifacético que para entenderlo he tenido que desgranar sus diferentes acepciones, sabiendo que la idea final es la suma de ellas y, probablemente, algo más)

LA PREGUNTA ESTÁ BIEN DESARROLLADA PORQUE SE VE QUE HAS CONSULTADO OTRAS FUENTES Y HAS QUERIDO PROFUNDIZAR EN EL TÉRMINO “LOGOS” PARA LOS ESTOICOS.